sábado, 31 de mayo de 2014

El Psicoanálisis y el Fraude- Fraudes de Freud VI- El hombre de las Ratas (Primera parte)

El Hombre de las Ratas, o el Hombre Cartel, Ernst Lanzer.
  


Paciente: Ernst Lanzer.
Terapeuta: Sigmund Freud.
Aflicción: Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Terapia empleada: Psicoanálisis.
Resultado: éxito parcial, según los padres del paciente; aunque aparentemente Lanzer abandonó la terapia.

Resumen del caso: Freud desfigura todo lo posible el historial clínico para que se acomode a sus teorías. Inventa nombres, circunstancias, personas, etc.

En una carta a Jung, del 19 de Abril de 1908, Freud comunicaba que “no tenía un solo caso terminado que pueda ser visto como un todo”. Una semana después presentaría el caso que analizamos en el primer Congreso Internacional de Psicoanálisis (Salzburg, 1908). Con claros fines de propaganda, el caso fue presentado como un éxito terapéutico, aún cuando el paciente había sido tratado durante 11 meses, con una frecuencia decreciente, hasta que abandonó la terapia.

Sin embargo, según Freud se llegó a…

“…la  restauración completa de la personalidad del paciente, y a la supresión de sus inhibiciones”.

Aunque en una carta a Jung, (Octubre de 1909) decía algo diferente:

“Afronta la existencia con valor e inteligencia. El punto en el que sigue enganchado (padre y transferencia) se mostró de forma distinta.”

El Hombre de las Ratas, que se llamaba en realidad Ernst Lanzer, fue a ver a Freud por primera vez en octubre de 1907. Lanzer tenía ideas obsesivas sobre desgracias que pudieran ocurrirle a su padre –difunto- o a su novia, si él no llevaba a cabo ciertos actos. Estas desgracias se vinculaban a una historia oída en el Regimiento sobre torturas chinas que consistían en hacer introducir ratas en el recto de los condenados.

  Freud supone, en el relato del caso, que la palabra Ratas (Ratten) se vinculaba a una anécdota de juego de su padre (un Spielratten: jugador), al dinero (Raten: cuotas), al casamiento (Heiraten), a la sífilis, a los gusanos, a los penes, a los niños, y a sí mismo, puesto que recordaba un episodio de su infancia en que había sido castigado por morder (como una rata).
La rata de Lanzer significaba unas 8 cosas diferentes, y suponemos que si el tratamiento se hubiese extendido más tiempo, probablemente todo el universo de significados habría de subsumirse en el espacioso roedor.
En definitiva, y como era de esperarse, Freud resuelve que Lanzer tenía la fantasía de tener relaciones anales con su padre y su novia, y eso había desencadenado sus síntomas.

Peter Gay, en su biografía, dice que el caso:

 “…sirvió para apuntalar las teorías de Freud, particularmente  aquellas que postulaban que la neurosis está enraizada en la infancia...”

Y nunca falta el elogio servil de Jones:

estos ensayos superan en mucho, tanto por su presentación como por su contenido original, todo lo que otros analis­tas intentaron escribir”.



El caso está relatado en “A propósito de un caso de neurosis obsesiva” (1909).

Como es habitual, la manipulación siempre está presente:

“Al preguntarle yo qué lo movió a situar en el primer plano las noticias sobre su vida sexual, responde que es aquello que él sabe sobre mis doctrinas”.

“…le doy un juicio aprobatorio sobre él, cosa que le produce visible contento.”

Así como las contradicciones:

“…era supersticioso y al mismo tiempo no lo era…”

Las estupideces:

“También dice tener el don de sueños proféticos, de los cuales cuenta el primero.”

Apuntes: “De niño ha padecido mucho de gusanos; probablemente tenía el hábito de meterse el dedo en el ano y fue un gran chancho como su hermano…”

Las interpretaciones arbitrarias y sexuales:

Apuntes: “La dama se encuentra en algún aprieto. El toma sus dos espadas japonesas y la libera. Con las dos en el puño se precipita allí donde conjetura que está ella. Sabe que las dos significan matrimonio y coito”.

Apuntes: “Sospecho que fue llevado a la sexualidad por sus hermanas, quizá no de manera autónoma, sino seducido”.

Apuntes: “Los detalles contados apenas dejan dudas de que este hombre (un oficial) ha atacado sexualmente a la niña (la novia del paciente), y halló solicitación en algo dentro de la niña misma (?), de lo cual ella no tenía noticia: el amor trasferido de su propio padre, que le faltaba desde hacía seis años”.

La homosexualidad:

Apuntes: “Con Braun ha tenido relaciones homosexuales cuando él tenía 14 años, se han contemplado recíprocamente el pene (?)”.
Meme de la foca psicoanalista.
Además de estos refuerzos positivos y la reeducación previa, Freud todo el tiempo propone sus propias interpretaciones, e incluso presta libros al paciente.

Veamos como analiza Freud, letra por letra, una palabra inventada por su paciente:

Apuntes: “…dice «GIejisamen»:

gl = glückliche {feliz}, o sea, «colma de dicha a L (Lanzer)»; también: «a todos»
e= (olvidado)
j = jetzt und immer {ahora y siempre}
i= (su presencia aquí es insegura)
s= (olvidado)

Ahora es claro que esta palabra ha nacido de:

GISELA -S –AMEN

…y que él une su semen (Samen) con el cuerpo de la amada; o sea, dicho vulgarmente, se masturba con su representación.”



Es sabido que Freud destruía sus anotaciones luego de publicar los casos (también destruía periódicamente sus cartas y documentos personales). Sin embargo, los apuntes que Freud tomaba cada noche sobre el caso de Lanzer sobrevivieron a Freud, y pueden compararse con el texto final que dio a conocer a sus lectores. A partir de estas anotaciones halladas en el último domicilio de Freud, en Londres, y publicadas en 1955 por James Strachey (Apuntes originales sobre un caso de neurosis obsesiva) se puede tener una idea de lo laboriosas que eran las construcciones psicoanalíticas, y de lo poco que los pacientes colaboraban en ellas. Veamos algunas desviaciones entre los apuntes y el caso publicado:

“…me atreví a formular una construcción: de niño, a la edad de 6 años, él ha cometido algún desaguisado sexual entramado con el onanismo, y recibió del padre una sensible reprimenda. Este castigo habría puesto fin al onanismo, sí, pero por otra parte dejó como secuela una inquina inextinguible contra el padre y fijó para todos los tiempos su papel como perturbador del goce sexual.”

“Una renovada averiguación [del paciente] ante la madre trajo, aparte de la confirmación de ese relato, la noticia de que él tenía entonces entre 3 y 4 años y mereció el castigo por haber mordido a alguien”.

“Pero enseguida se estableció la conexión con aquella escena infantil en que él mismo había mordido…”

Además de que en los apuntes esta “construcción” de Freud fue comunicada un mes antes, en los apuntes no figura ninguna referencia a las mordidas, que Freud saca de la galera para sustentar su vínculo con las ratas, el leitmotiv del caso:

Apuntes: “Pero cuando era muy pequeño (de 3 años) debe de haber hecho algo por lo cual el padre le pegó, y el hombrecito fue presa de una ira terrible y ha insultado al padre. Pero como no conocía insultos, le ha dado todos los nombres de objetos que se le ocurrieron: «¡Eh, tú, lámpara, pañuelo, plato!», etc.”

Según refiere Freud, el paciente tenía “una necesidad  compulsiva” de masturbarse, “poco tiempo después de la muerte de su padre”, con el objeto de sugerir una comprobación a su idea de que el padre reprimía su sexualidad.
Sin embargo, el paciente comenzó a masturbarse alrededor de los 21 años, dos años después de que muriera su padre, y nunca hablo de “compulsiones”:

Apuntes: “…empezó [a masturbarse] alrededor de los veinte años – después de la muerte de su padre, como le pedí que me confirmara, porque había oído hablar de ello…”

Otra desviación considerable es la ovariectomía de la novia de Lanzer:

“La dama a quien admiró durante tantos años, a pesar de lo cual no se podía decidir a casarse (heiraten) con ella, estaba condenada a no tener hijos a consecuencia de una operación ginecológica, la extirpación de ambos ovarios; y aun era esto para él, que amaba extraordinariamente a los niños, la principal razón de sus vacilaciones.”

En realidad, se habría tratado de una ovariectomía lateral, que ciertamente no perjudicaba la fertilidad de la muchacha.
 
Página manuscrita de las anotaciones del caso.
Las distorsiones se consignarán en la segunda parte de la nota. Mencionamos algunas más:

Freud supone que el padre de Lanzer se había casado por dinero, dejando a su verdadero amor, una muchacha pobre, y que el paciente aceptó esta interpretación. Lanzer en realidad siempre la rechazó, según figura en los apuntes, además de rechazar la presunta hostilidad hacia su padre.
Tampoco existiría una supuesta muchacha de la oficina de correos, que Freud inventa para hacer un paralelismo entre padre e hijo, y suponer en ambos el conflicto entre el amor y el dinero:

Apuntes: “…durante la siesta, había racionalizado, por así decirlo, en sueños, una rocambolesca fantasía de reembolso consistente en ir a correos con dos tenientes donde uno de ellos le daría la suma debida al  otro pasando por el intermediario de la “señorita de correos”.

Aunque sin lugar a dudas la más fantástica es la que llamaremos:

El extraño caso de Dick-Richard-Conried, el tío-primo inglés-americano del paciente.

El historial publicado reza:

“Empezó a levantarse de la mesa antes de los postres, a correr por la calle (…) subir luego los montes a paso de carga, hasta que debía detenerse bañado en sudor (...) La solución de este actuar obsesivo sin sentido sólo se le ofreció a nuestro paciente cuando se le ocurrió, de pronto, que por aquel tiempo también la dama amada se hallaba en ese lugar de veraneo, pero en compañía de un primo inglés que se ocupaba mucho de ella y de quien él estaba muy celoso. El primo se llamaba Richard y, como es de uso universal en Inglaterra, lo llamaban Dick (en alemán, «gordo»). Ahora bien, lo quería matar a este Dick, estaba mucho más celoso y furioso contra él de lo que podía confesarse, y por eso se impuso como autocastigo la pena de aquella cura de adelgazamiento.”

Por ejemplo, la nota correspondiente al episodio anterior es la siguiente:

28 de dic. Continuación. Compulsión en Unterach. Le pasa de repente por la cabeza que tenía que adelgazar. Comenzó a levantarse de la mesa —cla­ro está, no tomaba postre— y a correr al sol, hasta que el sudor corría a raudales; entonces se detenía, y se volvía a poner a correr en cortas distancias; trepaba incluso en el monte corriendo de esa forma. Al bor­de de un precipicio abrupto tuvo la idea de arrojarse. Naturalmente, de haberlo hecho hubiese encontrado la muerte ahí. Sobre eso, un re­cuerdo de su vida militar. Cuando estaba haciendo su servicio como voluntario, no le resultaba fácil trepar por los montes, etc.”

Siguen varias consideraciones sobre la vida militar, pero nada sobre la inestable figura del tío-primo Richard-Conried, que debió esperar un mes para aparecer, y cuyo brillante valor asociativo correspondía a Freud, no al paciente:
20 de enero. (…) Una explicación fortuita: sus carreras para evitar a cualquier precio vol­verse gordo están en relación con el nombre del primo de América, Dick (Richard) —palabra puente—. Odio contra este último. Pero esto lo en­contré yo y él no sabe apreciarlo”.


Como vemos, el paciente no halló la solución por sí mismo, que ni siquiera figura entre las notas -y que el paciente rechaza- sino que además, según Borch-Jakobsen, se pudo averiguar que ese primo inglés llamado Richard era en realidad un tío americano llamado Conried.

Como Observa Van Rillaer, Freud supone tácitamente que el síntoma está vinculado a la lengua del paciente: si Ernst Lanzer hubiese sido español, por ejemplo, su odio a un primo llamado Richard nunca podría relacionarse con “adelgazar” (a menos que el primo se apellidara “Gordon”). Aunque, si el primo se llamaba “Delgado”, podemos conjeturar freudianamente que el paciente habría tratado de engordar.
                                     
A medida que nos acercamos al final de las notas, las sesiones decrecen y la hostilidad del paciente aumenta. Bajo el eufemismo “transferencias hostiles” abundan los insultos del paciente, así como también fantasías denigrantes que involucran a la esposa, a las hijas, e incluso a la madre de Freud. Seleccionamos algunas citas, extraídas de las notas del caso:

“El odio contra mí es, entonces, un caso especial del odio a los cuñados…”

 “Se le forma una gran irritación contra mí, la cual se exterioriza en insultos que sólo con gran dificultad expone. Me reprocha ser un hurgador de nariz…”

“…insultos contra mi mujer y mi hija. Una transferencia dice directamente que la Señora de F. puede lamerle el culo (sic)…”

Mi esposa y mi madre han estirado un arenque que… “(prefiero decir que el arenque une a las dos mujeres, de algún modo).

“Algunas transferencias hostiles contra mi”.

“Su hostilidad es mucho más nítida, como si tuviera mala conciencia respecto de mi.”
Las anotaciones finalizan el 20 de Enero, en una nota a pie de página, Freud sólo nos dice:

“El paciente se recobró y la vida le exigió abordar múltiples tareas, ya demasiado pospuestas, que no eran compatibles con la continuación de la cura”.

Fuentes:

Freud: A propósito de un caso de neurosis obsesiva, 1909
Freud: Apuntes a un caso de neurosis obsesiva, 1955
Borch-Jacobsen, Mikkel y Shamdasani, Sonu: The Freud les: an inquiry into the history of psychoanalysis, 2012.
 Sulloway, Frank: Reassessing Freud's Case Histories,  1986.
Van Rillaer, Jacques: Las ilusiones del Psicoanálisis, 1980.

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